Estambul, vista desde documentales de la televisión, me ha sorprendido. La riqueza arquitectónica, los negocios de ropas de las mejores marcas, los restaurantes llenos de gente. La mayoría de las personas que andan por esos sitios bien podrían confundirse con porteños paseando por Puerto Madero. Cabe preguntarse que pensará toda esa gente cuando el primer ministro de su país quiere cambiarles la forma de vida por una islamista, religiosa por obligación y con grandes restricciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario