Unos 700.000 cristianos de Sudán tienen tres semanas para abandonar el país "estrictamente islámico" que los privó de la ciudadanía. En caso contrario, serán tratados como extranjeros, una situación que peligrosa "bajo el actual régimen, que es extremadamente hostil hacia los no musulmanes y no árabes". Según destaca el sitio de la organización Barnabas Fund, hay una gran preocupación de que los cristianos que permanezcan en Sudán después del 8 de abril, se enfrenten a persecuciones o repatriaciones forzosas. Al mismo tiempo, los expertos advierten que un éxodo masivo podría causar una catástrofe humanitaria, ya que la situación tanto en Sudán como en la recién formada República de Sudán del Sur sigue siendo muy complicada.
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