Lo que tenía que ser un día de celebración en Afganistán se ha convertido en una jornada negra, con consecuencias difíciles de predecir. Al menos un centenar de personas han resultado heridas o muertas en dos atentados contra templos chiíes en las ciudades de Kabul y Mazar-e-Sharif, coincidiendo que decenas de fieles celebraban la festividad de la Ashura.
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