Lo que parecía ser una fiel confesión de pecados terminó en un robo al sacerdote Carlos Santana, canciller del Arzobispado, a quien un hombre despojó de un teléfono celular Blackberry y el dinero que tenía en los bolsillos, luego que el cura le diera la absolución. El sacerdote narró que el ladrón no tenía signos de persona ofensiva y tras la celebración de la misa el martes en Casa de Emaús, el joven rogó al sacerdote que lo confesara.
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